Tanto si tienes vivienda irregular como si no, te interesa conocer la verdad sobre este asunto.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Lo dicen también en otras regiones...

Aquí va una opinión de Xosé Luis Barreiro, Profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela, sobre la dispersión de la vivienda en el suelo no urbanizable, en Galicia. Es como para pensárselo...

"Quo vadis, Galicia

En contra de lo que creen las generaciones actuales, la población de Galicia no tuvo la característica de la dispersión hasta el siglo XX. Aunque los núcleos de población eran muchos y pequeños, la aldea era compacta, y siempre formaba un todo armónico con las tierras y el mar que la sostenían. Y esta afirmación es tan evidente que todavía puede constatarse en los núcleos rurales del interior que no sufrieron la presión urbanística de la segunda mitad del siglo XX.

La ciudad difusa que son hoy las Rías Baixas es cosa del desarrollismo y del turismo, y, lejos de estar orientada a una utilización racional del espacio, está motivada por la falta de suelo que se hizo endémica desde finales de los cincuenta. Por eso hay que saber que cuando la Xunta habla de la dispersión como una herencia de la historia, está desenfocando el problema; y cuando, renunciando a criterios de corrección y economía, se asume la dispersión como una forma de ser, y se pide financiación extra por ella, se está alimentando una bola de nieve que acabará por comernos.

La dispersión de la población está en la base de la carestía e ineficiencia de las comunicaciones, de los servicios de abastecimiento de agua y tratamiento de aguas residuales, de las dificultades para la recogida y tratamiento de los residuos urbanos, de la imposibilidad de tener suministros eléctricos y energéticos eficientes, del déficit de las redes de banda ancha y televisión, de la ineficacia de los transportes públicos, de la carestía del transporte escolar y de la irracionalidad de las estructuras educativas, del déficit de asistencia primaria, de la deficiente dotación de infraestructuras de ocio y del uso aberrante del territorio.

Si le damos dos vueltas al asunto, veremos que esa dispersión también es la causa del clientelismo político y de la creciente fragmentación de la propiedad que arruina nuestro modelo agrario. E incluso puede decirse que la razón por la que los incendios forestales nos traen en jaque no es el número y la calidad de las hectáreas quemadas, sino el hecho de que los montes arbolados se mezclan con las casas en forma de laberinto y con extraordinaria dificultad para la circulación de medios motorizados de vigilancia y extinción.

Lo malo es que, lejos de apuntar hacia un cambio racional, las dinámicas de la dispersión están más aceleradas que nunca, y que, a medida que las sociedades se urbanizan y se tecnifican, la dispersión multiplica geométricamente sus costes e ineficiencias. Y por eso ha llegado la hora de poner coto a este modelo, diagnosticarlo en su irracional novedad, e intentar su reversión. Porque los costes de la pasividad pueden ser insostenibles para las generaciones venideras."

Demasiada amplitud de miras para políticos que únicamente tienen puesta la vista en las próximas elecciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario